Saberse entero en las sombras, huir al oprobio cotidiano,
Nadar en caracolas del ser, enredarse en lo humano,
Contra viento y marea se infla la semilla del alma.
Salpicando charcos de soledad, flamea la bandera de lo querido,
Bostezos de telarañas dormidas, asean la vereda del amor,
Blanquea los sueños olvidados de un nuevo mañana.
Sincera el cielo de canciones, orquestando el yugo que nos forja,
Subir al desafío de un tiempo, que abraza hasta el perdón,
Se encarna el sol en aquellos años de tiempos de calma.
Atesorando rutas de benevolencia, empañados cristales de nostalgia,
Olfateo el sol en la vereda, del hogar de mis entrañas,
Buscando la razón de las razones, laberintos del alma.
De Nicolás Jose Neville.
Nadar en caracolas del ser, enredarse en lo humano,
Contra viento y marea se infla la semilla del alma.
Salpicando charcos de soledad, flamea la bandera de lo querido,
Bostezos de telarañas dormidas, asean la vereda del amor,
Blanquea los sueños olvidados de un nuevo mañana.
Sincera el cielo de canciones, orquestando el yugo que nos forja,
Subir al desafío de un tiempo, que abraza hasta el perdón,
Se encarna el sol en aquellos años de tiempos de calma.
Atesorando rutas de benevolencia, empañados cristales de nostalgia,
Olfateo el sol en la vereda, del hogar de mis entrañas,
Buscando la razón de las razones, laberintos del alma.
De Nicolás Jose Neville.
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