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Virgen María.

martes, 23 de septiembre de 2008

La lámpara.



  • El hombre preferentemente maduro, debe ser humanamente: sabio, y cristianamente: santo. aunque no hace falta que llegue a la madurez para lograrlo.

  • La sabiduría no es saber mucho solamente, sino saber discriminar, y darle a cada cosa su verdadero valor. Es ponerle a cada cosa su precio.

  • La santidad se forja con la oración y el ayuno y con un corazón manso y humilde, iluminando con el ejemplo en el amor.

  • El que ilumina al mundo a toda hora, y el que sabe ver sus sombras; el que aconseja y alaba en su momento, y el que sabe aseptar las críticas; el que brilla por su amor, y sabe dejarse amar; el que esparce la doctrina del Mesías, y no se queda con sus falsas apreciaciones; el que marca caminos nuevos y renovados en Dios, pero transita el mismo camino de los Santos; el que sabe que es mejor callar que proferir blasfemias, ese es una lámpara, y su luz brillará como estrellas en el cielo pues ha mostrado el camino de la sabiduría y el conocimiento de Dios a los hombres de buena voluntad.

  • Mucha luz encandila al que está en la oscuridad, por eso no des de comer carne al que todavía mama de la teta, por eso no le des demasiado alimento al que recién aprende a masticar. Una luz moderada sera el primer paso para encaminar al adolecente.

  • Poca luz encierra mediocridad, poca luz no alcanza para catalizar las experiencias y hacerlas llegar a Dios, la candela debe tener su particular brillo para iluminar a su manera los ambientes donde uno vive. Por eso Dios no nos quiere mediócres, ser santos es cosa de valientes.

  • Antorchas de fuego debe ser nuestro corazón, antorchas olímpicas donde el espíritu del juego no se embarre con las áncias desmedidas por ser mejores que los otros, sino por competir contra uno mismo. Albergando en el alma la simple alegría del juego sano.

  • La candela ilumina con luz propia y por ello tiene un mensaje único para el que quiera beber de su luz y terminar en un aspecto de su vida con la ceguera espiritual. Tal como lo haría una luciernaga con su propia luz.

  • La luna como la Virgen María refleja la Luz Mayor, la que ilumina a todo hombre que no quiera caminar en tinieblas, y que pasa de la muerte a la vida.

  • Yo soy la luz del mundo, tu eres la luz del mundo, nosotros somos la luz del mundo, que la verdad en su inconmensurable simplicidad, atraiga como un imán la sabiduría de Dios a los hombres.

  • La luz del mundo se extingue pero la Luz de Cristo brillará eternamente, las aguas de este mundo sacian la sed por un tiempo, pero las aguas de Jesús en el cielo saciarán eternamente la sed de amor y comprensión, en una alegría sin fin.

  • Esta es la luz de Cristo, hazla tu brillar, esta es la luz de Cristo, no te arrepentirás.

  • Iluminar no sólo es romper las tinieblas, sino también convertir los corazones a amar más la luz (que permanece en los espíritus) que a las sucias estrategias del maligno.

  • Sonríe, cuando nadie sonría, cuando el dolor te exprima en la adversidad, gloriosa será aquella vida que deja las heridas por la fraternidad.

  • La luz de tus ojos reflejan la luz de tus adentros, relámpagos de eternidad escondes en tu alma que tus ojos quieren sembrar, no entibies el fuego de tu amor.

  • En la medida que ilumines al mundo, tu te estarás iluminando.

de Nicolás José Neville. Martes 23/de setiembre/de 2008.


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