La única realidad es la verdad y el Espíritu, porque todo en esta vida es eso justamente, o sea vida, y la vida no se mide por realidades materiales, ni de poder, ni de incluso placer, porque estos engañan al alma, esa alma que es sede de lo mas bello y puro que es el amor, la paz y la alegría de vivir.
La única realidad es la verdad y el Espíritu, porque la masificación de las personas, que conducen a formar una realidad nacional, se hace desde una verdad distorsionada en un espíritu de competencia y de apariencia, quitando la esencia del ser que es ser feliz con Dios y con el prójimo por medio de su modesto trabajo, la oración constante y una vida digna y austera.
La única realidad es la verdad y el Espíritu, porque los que enfrentan la realidad, no es que enfrentan la inflación, la bolsa de comercio, el mal tiempo, la falta de trabajo, que son realidades pasajeras, lo que enfrentan cuando enfrenta la realidad, es el estado de su vida espiritual, y la verdad de su corazón, pues éste es la realidad verdadera, que es invisible, moral, eterna, y que al ser tan sutil no le damos la importancia que tiene realmente, pero que si no la cultivamos y ayudamos a otros que la cultiven, no estaremos forjando ninguna realidad verdadera, sino una mediocre realidad y falsa, pues Jesús decía: "allí donde está tu tesoro, allí estará tu corazón", y si nuestro tesoro es la vida espiritual y moral y feliz, nuestro corazón estará exultante de alegría porque justamente elegimos lo mejor de la vida que es la verdad y el Espíritu.
De Nicolás José Neville (Juan de Dios) 26/11/2010